Actividades y talleres
EDUCACIÓN
El área educativa es un pilar fundamental del museo que permite generar un vínculo e intercambio entre la colección, los artistas y los públicos, sosteniendo y evidenciando el interés de Robert Brady por expandir y buscar en la experiencia, nuevos conocimientos.
Durante este año, se plantea un proyecto público en colaboración con la Universidad Iberoamericana y Palmera Ardiendo. Desde sus distintas visiones del arte, como proceso y como producto, se propone un programa que invita a artistas, profesionales del arte, académicos, habitantes de Cuernavaca, y al público general a participar de una serie de actividades cuyo objetivo es la generación de conocimiento partiendo del espacio y la colección del museo.
El programa estará dividido en dos áreas: académica y pedagógica. El programa académico busca la profesionalización a través del intercambio de saberes con especialistas en temas alrededor del arte, los artistas, la teoría y la investigación, en formato de cursos, seminarios y conferencias. El programa pedagógico propone un acercamiento a la comunidad no especializada en arte a partir de la experimentación y la práctica mediante talleres, acciones colectivas, actividades de mediación y propuestas participativas.
Todo esto para detonar posibilidades desde la institución que se inserten de forma pertinente dentro del contexto de la ciudad.
ROBERT BRADY Y LA PEDAGOGÍA
Por Gabriela Venosa
Al acercarnos a la historia de Robert Brady encontramos momentos donde el conocimiento y su intercambio están presentes. Para él, no solo la educación formal era importante sino que buscaba el aprendizaje en acciones cotidianas. Así aprovechó a sus amigos como maestros, a los viajes como experiencia pedagógica, a los encuentros entre personas como generadores de saberes y a la colección de objetos como testigo de una enseñanza genuina.
La relación que los seres humanos tenemos con las imágenes llega de forma sutil e inconsciente. Desde pequeño Brady estuvo expuesto al arte. Quizá el primer detonador que lo impulsó a encontrar en este medio un rumbo, tanto profesional como para su vida personal, fue la cercanía con su madre quien era profesora de pintura.
El tiempo que pasó como estudiante en la Fundación Barnes, también fue determinante para él. En esta institución participó de una innovadora propuesta de educación en el arte concebida por Albert C. Barnes que tomaba conceptos e ideas de los filósofos, psicólogos y pedagogos William James y John Dewey. Este sistema buscaba educar a través de la experiencia estética, dando a las relaciones entre individuos y obras de arte el protagonismo para la generación de conocimiento. La propuesta se basaba en un desarrollo natural y activo, alejado de las normas que las instituciones culturales marcaban, con la intención de acercarse al proceso de los artistas al crear sus obras.
La observación junto al acomodo y catalogación de los elementos que nos rodean es esencial y determinante desde el punto de vista pedagógico. Como viajero y coleccionista Brady tuvo una relación muy particular con los espacios así como con los objetos que unido a la influencia de sus amistades y vínculos personales se refleja en la estética del lugar que creó. Su casa también es su obra, en ella se unieron diversas comunidades al igual que épocas a través del arte tradicional y originario de regiones alrededor del mundo, utensilios de uso cotidiano, arte del siglo XX y su propia producción. Todo esto colocado en una disposición no convencional que apelaba a la sensibilidad.
El hogar de Brady en Cuernavaca se convirtió en un espacio que invitaba a la exploración, la observación, el intercambio y por lo tanto a la generación de saberes. Los usuarios fueron, en un primer momento, él mismo a la par de su círculo cercano de amigos. Posteriormente el lugar se abrió al público dando continuidad y extendiendo estas posibilidades convirtiéndose en una casa-museo en la que cada elemento, desde la arquitectura hasta los objetos, pueden ser detonadores de experiencias significativas de las que parte el aprendizaje.
A pesar de que Robert Brady no tuvo en principio una intención pedagógica o didáctica en su práctica, fue su personalidad y sus experiencias las que lo llevaron a generar vínculos tan estrechos entre objetos y personas que se convirtieron en su forma de vida. Sin embargo, no es necesario tener esta intención para generar conocimiento, del mismo modo que no es necesaria una escuela o un profesor. Hoy su casa sigue siendo un lugar de encuentro ahora compartido con todos los interesados en recorrer y ser parte de esta atmósfera donde los saberes de miles de individuos, creadores de los objetos, amigos e incluso el propio Brady convergen para recordarnos la diversidad y la colectividad como forma de existencia.
Acercarse a los otros significa conocer un poco más de la inmensidad del mundo a través de ellos, encontrar en la diferencia la unidad así como la búsqueda en conjunto de lo trascendental. Con todo esto Robert Brady nos ha heredado la oportunidad de concentrar un grupo de voces y visiones en un solo espacio abierto al diálogo y al aprendizaje, como múltiples ventanas de posibilidades dentro de La Casa de la Torre.
“Bob construyó su propio laberinto, caracol que siguió no sólo su instinto sino su fantasía, su destino. Y sus amigos lo admiramos” , nota de Octavio Paz a Robert Brady, c. 1970.
Sillón de la Sala de obra gráfica en la Casa de la Torre.
Recámara principal de la Casa de la Torre.
Terraza de la Casa de la Torre.